El mito del príncipe azul
En los temas románticos algunas féminas todavía siguen siendo anticuadas como princesas que esperan en su balcón, en vez de ser mujeres que dirigen su destino.

“Ellas están solteras porque los hombres reales les dan demasiado trabajo y se han convertido para ellas en un problema mayor que el soñar con hombres virtuales. Es decir, que ahora prefieren soñar con ellos que vivir con ellos y lo paradójico es que a ellas les gustan justamente aquellos hombres que no existen, los que imaginan”.
María Antonieta Barrangán Lomelí
Periodista Mexicana
Se dice que los cuentos de hadas existen desde la antigua Grecia, que iniciaron como narraciones orales que recogían las supersticiones, el folklor y todos los personajes fantásticos del respetivo lugar en donde naciera la historia. En occidente algunos de estos se popularizaron en el siglo XVII y XVIII cuando varios autores como Giambattista Basile, Charles Perrault y los hermanos Grimm se dieron la tarea de recopilar de manera escrita algunas de estas tradiciones a través de antologías de cuentos que además eran un reflejo de las costumbres sociales de la época.
Más tarde las producciones de Disney suavizaron algunos detalles de los cuentos originales que eran bastante aterradores, le pusieron rostro y dieron vida a estos relatos llenos de personajes planos y estereotipados que eran demasiado buenos o demasiado malos y al final conocimos una versión light y comercial más al gusto de la soñadora audiencia.
La mayoría de las mujeres de siglos pasados no tenían manera de escoger la vida que deseaban vivir, debían conformarse con lo que su familia decidiera y su condición económica les permitiera. Así que una opción para escapar de la realidad era soñar con un destino distinto que era representado a través de un hombre vestido de celeste y con cualidades inimaginables (Guapo, noble, rico, valiente, fuerte y etc., etc.) que la rescataba de aquello que era inevitable en ese entonces, además porque la posición social de una mujer mejoraba si se convertía en la esposa de un tipo respetable. De cierta forma allí nació la relación Hombre ideal = Felicidad.
“Además, el mito del héroe o salvador hace parte de la cultura patriarcal y representa aquel hombre valeroso de insondables convicciones que recorre un gran camino lleno de proezas en las que acumula victorias y experiencias, que después de un tiempo decide asentarse y vivir tranquilo al lado de una hermosa dama que hace parte de su próxima hazaña, que quizá esté encerrada en algún castillo, hechizada por una arpía o custodiada por una criatura feroz. Así que mientras el tipo vive la gran aventura de su vida, la chica es pasiva y sus esperanzas se ven plasmadas en este fabuloso sujeto que la protegerá de todo mal, que la hará mujer (como si ella no lo fuera), que velará por su bienestar, que la acompañará para que nunca esté sola y que plantará su semilla para tener hermosos hijos” *
Hoy en día la situación de las féminas ha cambiado bastante, sin embargo esa emancipación social o económica no está al mismo nivel de la emancipación emocional, es algo contradictorio pues sabemos que no existen los unicornios o los dragones, no obstante muchas siguen esperando al príncipe azul. La respuesta es algo compleja, ya que dentro de nosotras viven dos tipos de mujeres: La moderna que busca su desarrollo individual y profesional, pero al mismo tiempo se encuentra aquella mujer tradicional que fue educada en la importancia de encontrar el amor, que sueña con vivir una gran historia y suele creer que allá afuera hay alguien maravilloso que la está esperando.
Por ejemplo, tengo varias amigas que son bellas, inteligentes, con exitosas carreras profesionales, que se sienten incompletas sin su media naranja, o con miedo a que su dichoso hilo rojo se haya roto, que aún siguen pensado que su felicidad será total sólo cuando les llegue la pareja cuasi perfecta, porque consideran que alguien ajeno a sí mismas les va a dar eso que les falta a sus vidas. En los temas románticos algunas féminas todavía siguen siendo anticuadas como princesas que esperan en su balcón, en vez de ser mujeres que dirigen su destino afectivo.
En nuestra mitología romántica erigimos a un prototipo de pareja soñada y queremos que nuestra pareja sea eso que deseamos, así que no lo vemos como un ser real sino como la suma de esas cualidades que a nuestros ojos son las que debería tener el amor de la vida. Por eso aparece después la frustración y el desencanto, cuando nos damos cuenta que no encaja con la construcción mental que teníamos, nos decepciona y nos hiere porque de cierta forma no pudimos entender que es un ser de carne y hueso.
Entonces la cantidad de sapos que besamos con la esperanza de que se transformen en el “Charming Prince” no tienen nada que ver con el dechado de virtudes que nos pintaron en los cuentos infantiles y la cruda realidad nos golpea con personas de toda clase: buenas, regulares, malas, con defectos, con miedos, bajitas, sin nuestro mismo nivel educativo, infieles, malos polvos, mentirosas, separadas, con hijos, entre otros. Pues la verdad es que existe una gran variedad de personajes, pero ninguno es perfecto, porque la perfección NO existe.
Escucha el episodio sobre mitos románticos en el Podcast ‘Mujeres DeBotas’ disponible en iVoox y Spotify
Valeria DeBotas
www.instagram.com/valeriadebotas/
*Coral Herrera Gómez- El Salvador y el Príncipe Azul: grandes mitos de la masculinidad.