El sexo débil
La clave no está en demostrar que somos tan fuertes “como los hombres” o comportarnos como ellos, sino que le demos un nuevo significado al poder femenino.

Publicado el 8 de marzo de 2018
Durante siglos se ha relacionado a la mujer con debilidad y torpeza, por lo que es usual escuchar las expresiones desdeñosas de: lloras como niña, peleas como niña, corres como niña, o juegas como niña, e incluso hay mujeres que inconscientemente desprecian lo femenino y se jactan de ser “los hombres de la relación” pues su percepción y la del común señala que la mayoría de las mujeres somos sentimentales y blandas, y eso no va con ellas.
Vivimos en una sociedad en donde expresar emociones o ternura es de seres endebles, así que tener una coraza es casi una cualidad o sinónimo de valentía. En lo personal, me aterra ver que esto es la regla y no la excepción. Yo creo que son admirables las personas transparentes que no fingen ser un robot y que dejan salir sus lágrimas sin miedo, así como las que se dan el permiso de sentirse tristes o cansadas. Yo confieso que “lloro como niña” y esto no me hace débil, me hace real, porque no me engaño, porque soy sincera conmigo misma, y para mi es una manifestación de fortaleza.
La clave no está en demostrar que somos tan fuertes “como los hombres” o comportarnos como ellos, sino que le demos un nuevo significado a las expresiones “Like a girl” y que nos sintamos orgullosas de lo etiquetado como femenino, porque lo femenino también es poderoso, así mismo hay que entender que las emociones o las lágrimas no son solo cosas de mujeres, sino de los seres humanos, y los hombres también deberían llorar y expresar ternura con libertad.
Todos los días de mi vida peleo "como chica", trabajo duro y consigo lo que me propongo, y no necesito masculinizar mi liderazgo para demostrar que tengo carácter. Por mi parte, yo “escribo cosas de chicas”, “beso como chica” “escucho música de chicas” y no lo veo como algo negativo, porque para mí ser una CHICA es algo muy grande.
El tal sexo débil no existe, y no es más que una frase discriminadora producto de la construcción social machista, una frase despectiva que tiene que cambiar no solo en el papel y en las definiciones de diccionario, también debe erradicarse de las cabezas y corazones de la gente, porque ser fuerte o débil no tiene que ver con un género en específico, sino con las capacidades que cada persona tiene para afrontar las diferentes situaciones, porque más importante que la fuerza bruta, es la fuerza interior, y de esa, las mujeres tenemos pero mucha.
Valeria DeBotas
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