Hagas lo que hagas nunca harás feliz al mundo
Cuando se es soltera, los ataques se incrementan y más cuando ya pasas los 30s. Esa pregunta ¿y ya te casaste?” No. ¿Pero tienes novio?, es como un baldado de agua fría y más, en las reuniones de exalumnas de tu colegio.

Escrito en abril de 2016
Aunque mi estado civil actual no es soltera, cabe aclarar que me casé a los 33 años, es decir, pude sufrir la etapa de la vida donde tus amigas se empiezan a comprometer, casar y hasta tener hijos y empiezan a querer que “una” haga lo mismo, en sus mismos tiempos.
Aunque me considero una romántica empedernida, de esas que llora viendo las películas en donde el tipo papacito escoge a la protagonista inteligente y no solo por ser la más buena; desde muy joven pensé que el matrimonio no era para mí, todo porque veía como se desmoronaban matrimonios de familiares o amigos. Es irónico, porque aunque pensaba esto, siempre creí y aun creo en el amor.
Tuve novio desde muy joven, y era bombril, duraba miles de años y aunque siempre me engañaban al final, nunca renuncié al amor, ni pronuncie las frases cliché de “todos los hombres son iguales” y “no vuelvo a beber”, ups, esa no era. Pero después de pasar por esas horrorosas tusas, parecía que iba afilando mi gusto por los hombres, empecé a descubrir qué no quería en un hombre, porque el saber ¿qué quieres?, creo que todas lo tenemos claro, pero si descubres qué realmente no quieres, qué no toleras, qué no va contigo, eso te hace ser más tú, ser una aliada y no una enemiga en estas batallas del amor, en contra de los paradigmas sociales de la edad y la conveniencia.
Pero bueno, volviendo al punto promulgado en el título, hago referencia a que no entiendo porque nosotras mismas como género nos atacamos, creo que en eso los hombres nos llevan algo de ventaja, no se atacan como nosotras.
Sé que cuando se es soltera, los ataques se incrementan y más cuando ya pasas los 30s. Esa pregunta ¿y ya te casaste?” No. ¿Pero tienes novio?, es como un baldado de agua fría y más, en las reuniones de exalumnas de tu colegio. Sin embargo, en el caso de que sí tengas novio, pero llevas muchos años, como en mi caso, las preguntas se incrementan mordazmente, ¿y cuánto llevan ya?, ¿bastante no?, ¿y cuándo se casan? Y las peores ¿Deberías considerar tener hijos, recuerda que entre más adulta la mujer, es mucho más complicado concebir?.
Por Dios, deberían dejarme casar siquiera, pensaba, y por qué no me preguntas si quiero casarme, y si quiero viajar, estudiar más, comprar mis propias cosas, disfrutar de mi familia, por qué no me preguntas ¿qué quiero?, ¿qué sueño?, ¿qué me apasiona?, en fin; quiero aclarar que creo que tus amigas al igual que las mías, no son malas, no lo hacen para herirte (bueno, en la mayoría de los casos), lo que pasa es que eso ha pasado de generación en generación, se han dejado contagiar por las mismas preguntas de sus abuelas, madres y hasta padres, primas, y sus propias amigas, que llevan como ellas y como yo, debo reconocer, ese chip taladrado desde tiempos ancestrales y no se dan cuenta que caen en lo mismo y nunca se lo han cuestionado.

Finalmente en mi historia, me casé, y no por presión social, sino porque sentí que era mi tiempo y si iba a intentarlo, quería que fuera con él. Ilusamente pensé que las preguntas acabarían pero no, casi que no termino de casarme y las preguntas crecieron exponencialmente, parecía que todos estaban tan preocupados acerca de qué pasaría con mi vida, preguntaban de todo, ¿y dónde van a vivir, en Colombia o en otro país?, ¿y por qué se van, y lo que han conseguido acá qué?, ¿y cuándo van a regresar?, ¿Cuándo van a tener hijos, ya no estás tan joven? (Y volvemos a lo del bendito reloj biológico femenino, que es otra historia).
¡Ahh!, entonces decidí parar, reunirme conmigo misma y hablar. Gracias a Dios me casé con un músico que sabe exactamente qué es la crítica de todo el mundo, porque no cree el cuento de casa, carro y beca para ser feliz. Pensé que era el momento de saltar al vacío, salir de mi zona cómoda, arriesgarme a vivir fuera de los límites que todos me decían que era donde tenía que vivir, donde era seguro.
Entonces, creo que di un salto enorme, me casé, renuncié, vendí todo lo que tenía y me fui del país a empezar una nueva vida, a vivir en otro mundo.
No puedo mentir, tuve miedo, mucho, sigo teniendo miedo, pero viví cosas que nunca pensé que podría; también, en ese camino me di cuenta que todos llevamos nuestras propias decisiones a cuestas para bien o para mal, muchos sonríen y muestran una vida plena, con sus fotos en todas las redes sociales que conocemos, pero todo es una fachada, un alimento hipócrita de egos, cuando en realidad, al cerrar la puerta de sus casas, hay solo hombres y mujeres aburridos en sus vidas, sus matrimonios, que querían vivir y simplemente tomaron el camino “fácil”, se dejaron llevar de la inercia de los estándares sociales, se encasillaron en unos parámetros que nunca terminan, que nunca podrán satisfacer, y se dan cuenta que la vida sigue inexorablemente su camino, y te sigue retando y preguntando, ¿te quedarás allí para siempre?, ¿en esa zona cómoda incomoda?, ¿o ahora si tendrás el valor de volar, de vivir, de salirte del que dirán y tratar de complacer a todos haciéndote miserable tú en el proceso?.
Pero la buena noticias es que no todo es malo, siempre hay algo bueno y en este caso es, que mientras más nos pasan los años, esos parámetros sociales, ese checklist de casa, carro y beca, o de nacer, crecer, casarse, reproducirse, ir de vacaciones y morir, dejan de afectarnos tanto y lo más importante de todo es que siempre, cada nuevo día hay una nueva oportunidad de empezar, no importa que duremos años en darnos cuenta, o en tomar aire y saltar, no importa, si finalmente te arriesgas a vivir, vivir tu vida, hacer lo que realmente quieres.
En conclusión, si aún eres soltera y estás pensando en casarte asegúrate de que sea por decisión, porque te quieres hacer feliz a ti, porque esa persona volará contigo, porque es tú tiempo, no el de otros, porque quieres construir tus sueños junto a él y no porque está pasando el tiempo o porque te “conviene” o porque “se lo merece” o “ha hecho mérito para ello”, o porque a otros les molesta tu soltería.
Si eres soltera y no está entre tus anhelos casarte, seré sincera, en este país será un camino duro de críticas por recorrer, pero te animo a que no desfallezcas, o te dejes afectar por comentarios de otros que no conocen tu vida, recuerda siempre que la felicidad no la encuentras en un novio o esposo, que la vida es mucho más que eso, que el mundo tiene mucho que ofrecerte para ser feliz.
Si eres casada y feliz, te felicito, pensaste en ti y decidiste por ti y no por los demás; y si no, aun puedes volver a comenzar, aun puedes volar, aun puedes recuperar tu verdadera yo, salta, come, duerme, baila, viaja, hay tanto que conocer, has algo que te apasione y te asombre, nadie te quitará eso y habrá valido la pena todo, hasta equivocarte porque finalmente te habrás reencontrado. Y ten en mente siempre, que nunca harás feliz al mundo hagas lo que hagas, entonces, hazte feliz a ti.
Karolina Ríos López
Karolina fue una de las ganadoras de la convocatoria para ser nuestra bloguera invitada .